domingo, 4 de noviembre de 2012

La normalización de la autodestrucción.

Lo que sucedió ayer no fue un accidente. Lo que sucedió ayer es la macabra manifestación de una mayoría de la juventud que se suicida en una espiral de autodestrucción. Que busquen responsabilidades, pues las hay; y que busquen las causas y los detonantes que provocaron la muerte de tres jóvenes, que también los encontrarán. Pero nadie va a preguntar en alto qué está fallando. Con un 50% de paro juvenil y unas expectativas de futuro deprimentes, ayer se llenó a reventar de jóvenes -y muchos menores- una macrofiesta dónde alcohol, droga y desprecio ajeno fluyó en el ambiente general. Es la normalización de la autodestrucción. El producto residual de una educación social basada en la psicopedagogia moderna, repleta de derechos y laxa en responsabilidades. Ayer murieron tres jóvenes en medio del sinsentido más degradante: entre comas etílicos, sobredosis y diversión. Ni la muerte paró la música.


Extraído de: PINTAN BASTOS!

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