viernes, 12 de noviembre de 2010

Francisco Silvela

España sin pulso

Los doctores de la política y los facultativos de cabecera estudiarán, sin duda, el mal; discurrirán sobre sus orígenes, su clasificación y sus remedios: pero el más ajeno a la ciencia que preste atención a asuntos públicos observa este singular estado de España: dondequiera que se ponga el tacto, no se encuentra el pulso [...]

El efecto inevitable del menosprecio de un país respecto de su poder central es el mismo que en todos los cuerpos vivos produce la anemia y la decadencia de la fuerza cerebral: primero, la atonía, y después, la disgregación y la muerte. [...]

Si pronto no se cambia radicalmente de rumbo, el riesgo es infinitamente mayor, por lo mismo que es más hondo, y de remedio imposible, si se acude tarde, el riesgo es total quebranto de los vínculos nacionales y la condenación, por nosotros mismos, de nuestro destino como pueblo europeo, y tras de la propia condenación, claro es que no se hará esperar quen en su provecho y en nuestro daño la ejecute.

Francisco Silvela, artículo aparecido en El Tiempo, 16 de agosto de 1898, tras la perdida de las últimas colonias ultramarinas españolas.

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