A menudo a nosotros, a la juventud disidente de este sistema podrido, nos pintan como analfabetos, inadaptados o simplemente como personas que proyectan sus frustraciones en política.
Bueno, deberían saber que cada vez somos más, que estamos descontentos y que sí poseemos una cultura que nos dignifica, nos apoya y nos engrandece.
Pero esta cultura no es la cultura oficial del sistema, o más bien la "oficialista", la financiada por ellos y sus amos. Nosotros rechazamos el mundo moderno, el consumismo, las marcas comerciales. Nosotros rechazamos la MTV, las series de la FOX o las películas de Hollywood. Nuestro símbolo no es el dólar, ni el payaso de McDonald´s.
Nuestro origen es europeo, está en la en los presocráticos, en la "República" de Platón, en Aristóteles, en Santo Tomás, en Dante, en Maquiavelo, en Petrarca, en Cervantes y su Quijote, en Garcilaso, en Quevedo, en Lope de Vega, en Galdós, en Tolstoi, en Dostoievsky, en Clarín, en Goethe, en Bécquer, en Larra, en Pio Baroja, en Nietzsche, en Ramiro de Maeztu, en Ledesma, en Julius Evola, en Ezra Pound, en Ortega y Gasset...
No rechazamos a ningún autor y de todos tenemos algo que aprender. En cambio, esa cultura oficial rechaza a algunos autores y encierra a libreros o personas que no piensan como ellos.
Nosotros no sólo miramos a esa cultura europea y occidental, también apreciamos a Buda, a Confucio, a Gandhi y a la cultura nipona.
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