La persecución a los manteros ha terminado hoy en un peligroso tiroteo en el barrio de Lavapiés después de que uno de los policías municipales que participaban en una detención haya abierto fuego para disolver al grupo de africanos que le increpaban por su actuación. Eran las dos de la tarde, cuando, a la altura del número doce de la calle Amparo, dos agentes de paisano inmovilizaban sobre el suelo a un hombre negro. Otros dos manteros que habían escapado a la persecución, se afanaban en poner a salvo todo un cargamento de bolsos de imitación y discos piratas ocultándolo atropelladamente en otro portal aledaño de esa misma calle.
Cuando
tuvieron su preciado botín a salvo, uno de los dos manteros volvió
sobre sus pasos para increpar a los agentes que seguían reteniendo a su
compañero de manta. El inmigrante comenzó a gritar, alertando a los
otros muchos subsaharianos que disfrutaban del domingo en un barrio en
el que son una de las comunidades mayoritarias. De una plaza que
comunica Amparo con la paralela Mesón de Paredes, alertados por los
gritos del hombre, aparecieron decenas de inmigrantes y también
residentes españoles en el barrio. Uno de los agentes reaccionó
golpeando con su porra al extranjero que había dado la voz de alarma. A
este, los golpes no hicieron otra cosa que enfurecerle más todavía.
Continuó gritando y arrojó una de las zapatillas deportivas que calzaba
al funcionario que lo había aporreado.
Pero
la reacción más sorprendente y peligrosa estaba por llegar. Otro
funcionario de la secreta, ataviado con una camiseta de los Boston
Celtics, mientras tiraba del detenido calle Amparo arriba, sacó su
pistola y comenzó a apuntar a los africanos. Finalmente, abrió fuego
provocando el pánico general. Se da la circunstancia de que la calle
Amparo es muy estrecha y los balcones de las casas apenas distan unos
diez metros de la calle, donde el agente disparaba. No hubo más disparos
que los del policía.
Protestas
Alarmados
por las detonaciones, muchos vecinos comenzaron a asomarse a las
ventanas para ver qué sucedía. Los africanos comenzaron a lanzar piedras
y otros objetos a los agentes, que los mantuvieron a distancia con
nuevos tiros al aire. Al final, los agentes abandonaron el lugar con el
arrestado y, de inmediato, comenzaron a llegar numerosos efectivos de la
Policía Nacional y Municipal.
Media docena de los agentes municipales entraron a la carrera en el
portal en el que los manteros habían escondido su mercancía en busca de
más sospechosos y causando un gran revuelo en el inmueble. Al final, no
encontraron más que vecinas españolas en bata y pantuflas preguntándose a
qué tanto alboroto.
Entonces la cosa derivó en una de las escenas que se están haciendo habituales en el barrio en los últimos tiempos, en una muestra de repulsa vecinal a la presencia policial. Decenas de inmigrantes y muchos residentes en la zona, que es uno de los centros neurálgicos del movimiento 15M se concentraron frente a los efectivos policiales desplegados. Se produjeron entonces momentos de tensión con los policías municipales, muchos de los cuales ni siquiera sabían cuál había sido el detonante de esa especie de insurrección espontánea. Al final, tuvo que intervenir el Samur que atendió a varios inmigrantes contusionados en su enfrentamiento con los agentes, con el mantero detenido y con el vecindario con el susto en el cuerpo y preguntándose por qué tienen que vivir en su Madrid escenas propias de los suburbios de Mogadiscio.
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Fuente: ABC
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