A todo aquel que se incorpora al Castellanismo siempre le digo lo
mismo. Nunca esperes un “gracias” o una recompensa. Nunca esperes una
gran victoria. Y prepárate para muchos sinsabores, mucha soledad, mucha
incomprensión de los tuyos (familia y amigos), muchas deserciones de
compañeros gaseosa (los que entran en algo a todo gas y en cuanto abres
la botella lo pierden todo en semanas) y muchas puñaladas traperas. Lo
cierto es que entregar parte de tu vida a la causa castellana conlleva
todo esto y mucho más. El que piense que dedicándose a esto va a ganar
dinero, está muy equivocado. Si acaso ganará una úlcera. Lo que no quita
que la causa de Castilla sea una de las más justas y nobles a las que
uno puede dedicarse.
Y
algunas veces, muy poquitas, llega alguna pequeña satisfacción. Algo se
mueve en el ambiente y es que como ya he advertido muchas veces, este
régimen se tambalea. Esta España de los 17 reinos del esperpento se
viene a abajo. Es insostenible y solo los necios se atreven a negarlo.
Que personajes como Jiménez Losantos hablen de la unidad de Castilla a
su manera, no es nuevo. Lleva como dos años diciéndolo sin cortarse un
pelo. Se ha dado cuenta como muchos avisábamos hace 15 años, que España
sin su nervio o columna vertebral no puede funcionar. Que una España sin
cerebro y centrada en la periferia se va a pique. Y que los privilegios
obtenidos por parte de la burguesía vasca y catalana están desangrando a
Castilla y a buena parte del país. Losantos nos es castellanista, ni
tan si quiera castellano. Sus posiciones políticas son más que
discutibles y su idea de Castilla es la de un pueblo que debe meter en
vereda a los nacionalistas para que no se hunda todo el país. Bien, como
digo esto no es novedad. Lo novedoso es que comiencen a aparecer
artículos en periódicos de izquierdas. Sobre todo porque en principio a
la derecha solo le importa Castilla cuando España se hunde, pero es que a
la izquierda, salvo alguna excepción, Castilla le importa un carajo,
que diría un castizo. Como botón de muestra pongo a Arsenio e Ignacio
Escolar (padre e hijo), nacidos en Burgos, vinculados a medios como el
diario Público (a la izquierda de El País), que hace poco sacaron a la
venta un puñal llamado “La Nación Inventada”. Este puñal es un libro,
pero lo llamo puñal porque es lo que ellos le han clavado en la espalda a
su tierra. Parece mentira que ambos sean castellanoviejos (lo
digo porque luego muchos al Norte se las dan de no se que pedigree,
cuando aquí el que más vale es el que más sirve a su tierra y nada más).
Hombre, ya sabemos que todas las naciones tienen sus mitos
fundacionales y sus héroes. Pero lo que menos necesitaba esta Castilla
hundida, abandonada, con sus identidad bajo mínimos, troceada, maniatada
y silenciada, era que alguien viniera a hacerle una autopsia en vida y
además con argumentos a veces más que cuestionables. Sobre todo
partiendo de la base de que ni el padre ni el hijo son historiadores,
que se limitan al copia y pega y a decir lo que es verdad o
mentira según su particular interpretación de los documentos o las
leyendas a las que aluden. Quizá hubiera sido más valiente hacer lo
mismo con Cataluña o el País Vasco, pero claro, se les hubieran comido
vivos y soltar mierda sobre Castilla casi siempre sale gratis.
Bueno,
pues si esto lo hace una izquierda que habla de Castilla, imaginaros lo
que hace la otra que la ignora. “Castilla fue imperialista”, “Castilla
ya no existe y es el pasado”, “yo no creo en las fronteras porque soy
ciudadano del mundo, pero como me molan la II República, Bildu, la
autodeterminación Euzkadi y la lucha de todos los pueblos oprimidos,
salvo el castellano”. Bien, en resumidas cuentas, la derecha usa a
Castilla cuando le es útil a sus propios fines y la izquierda en general
detesta a Castilla porque detesta todo lo que sea tradición, heroismo,
honor y sacrificio (valores que considera caducos) y además considera
que España es una marca que no mola y culpa de su nacimiento a Castilla (como si vascos o catalanes no llevaran siglos participando en la construcción de esta detestable
España). Por ejemplo para Ángel Pérez de IU Madrid, pretender unir
Castilla es “volver a la España de los Reyes Católicos” (y se quedó tan a
gusto el cacho de carne con ojos y perilla, cuyo partido es
nacionalista en Cataluña y País Vasco, hasta el punto de firmar acuerdos
soberanistas con el PNV y con Batasuna). Recuerdo que hablo en general y
que no pretendo meter a todos en el mismo saco. Por su puesto que hay y
habrá siempre gente que antepongaponga su amor a Castilla por encima
del hecho de ser derechas o izquierdas.
Pero yo decía antes que algo se movía en el ambiente y aludía al artículo de El País. También quiero aludir al artículo aparecido hace poco también en Libertad Digital.
Que sí, que es el medio donde escribe Losantos, pero el artículo no es
precisamente de este periodista sino de otro y esto es lo importante.
Personalmente me gusta más el de El País porque habla más de justicia y
dice verdades como templos, cuando afirma que si se puede hablar de
Cataluña como nación, lo mismo puede y debe hacerse de Castilla. A lo
que yo añado que con más razón que nadie, pues si Cataluña siempre fué
un conjunto de condados dependientes de Francia, de la Corona de
Aragón o de España, por tanto nunca independientes; en cambio Castilla
aparte ya de su propia singularidad identitaria en el conjunto español,
fue además estado independiente durante siglos. Es más, pocos pueblos
han dejado una huella tan profunda en la Historia Universal como los
castellanos, cuya Lengua hablan ya más de 400 millones de personas en
todo el mundo. Y es que Castilla no pide ni más ni menos ni quiere ser
más que nadie pero tampoco menos. Además poco tiene que ver el
Castellanismo con el nacionalismo vasco o catalán. Aquí nadie tiene
problemas en sentirse español porque nos sentimos unidos y en buena
armonía con todos los pueblos peninsulares, aunque tengamos que sufrir a
una administración estatal que no sabe o mejor no quiere tratar a
todos esos pueblos con la misma justicia y equidad. Lo que no queremos
precisamente es ser españoles de segunda división dedicados a pagar el
soborno a catalanes y vascos para que nada les incomode en esta España a
su medida.
De cualquier manera bienvenidas sean estas opiniones sin mala
baba sobre Castilla. A ver si las mismas sirven también para que ese
Castellanismo de las 17 provincias deje de autocuestionarse anualmente
su propio ombligo sin salir del mismo, haga un ejercicio de realismo y
abandone su tradicional huída hacia delante. El resto de
castellanistas podemos estar contentos porque estos artículos avalan
nuestro trabajo de años y confirman que si lo nuestro era locura,
bendita locura esta que solo quiere poner a Castilla en el lugar de
honor que merece en España y en el mundo.
Fuente: Madrid es Castilla
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