Nuestro país desde finales del 2007, padece una crisis nefasta, la cual está mermando nuestra capacidad económica. Nuestras clases medias y las más desfavorecidas están pagando el precio de esta crisis económica (o más bien de sistema) la cual no nos es ajena, pero de la que no somos los culpables.
Esta cuestión, es percibida por todos nosotros, es algo evidente. Aún así, a medida que avanza el tiempo el panorama es más desolador y no parece que vaya a mejorar. Nuestro nivel de vida parece que va a retroceder de una manera irremediable. Además, la clase política está podrida, parece hacer oídos sordos a esta problemática.
Me invade la desolación cuando veo familias españolas buscando en contenedores algo de comida, en la fila de un comedor social o pidiendo ropa usada casa por casa. Y esto señores, está pasando a la vuelta de la esquina, le ocurre a tu propio vecino.
Debemos ser conscientes de esta situación y ayudar en todo lo que podamos a quien lo necesite.
Estamos desamparados, el Estado está mas preocupado de cumplir con los mercados que con las necesidades de sus ciudadanos.
El libre mercado, el capitalismo, nos ha dejado desprotegidos. La protección social de la cual hace gala el sistema, luce por su ausencia. Necesitamos concienciarnos de la situación y denunciarla.
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