martes, 21 de diciembre de 2010

CUANDO AL FUTBOL SE IBA DE PIE, ERA BARATO Y PELIGROSO.

El 15 de abril de 1989 una avalancha humana en una de las gradas del estadio Hillsborough, del Sheffield Wednesday, causó la muerte de 96 personas, todas hinchas del Liverpool, cuando apenas habían transcurrido seis minutos de la semifinal de la Copa inglesa. El suceso, que permanece hoy como el mayor desastre en la historia del fútbol británico, ocurrió cuatro años después de la tragedia de Heysel, en Bruselas, donde 39 aficionados, 32 de ellos italianos, perdieron la vida aprisionados contra las vallas de seguridad tras los disturbios provocados por los seguidores del Liverpool durante la final de la Copa de Europa.

Ambos acontecimientos propiciaron en 1990 la redacción y publicación de un documento encargado por el Gobierno Británico y conocido como Informe Taylor, que toma su nombre del supervisor del mismo, Lord Taylor of Gosforth. En él se enumeran medidas y recomendaciones con el fin de evitar la violencia y aumentar la seguridad en los estadios, entre otras la de dotar de asientos todo el graderío y eliminar así las localidades de pie. Poco a poco la idea, impuesta poco después en la UEFA y la FIFA, se implantó en el continente. Los clubes no tuvieron más remedio que subir el precio de las entradas para acometer las obras o asumir la reducción del aforo.

Hoy el fútbol se ha convertido en un pasatiempo de lujo en tiempos de crisis. Asistir a uno de los principales escenarios del balón en Europa sale por una pasta, por eso en Inglaterra el 90% de los 180.000 miembros que conforman la Federación de Aficionados (FSF), informa 'The Independent', apoya la recuperación de aquellos espacios populares del tendido. Era barato, era otro ambiente, era fútbol a presión y, según dicen, hoy no resultaría tan peligroso. Así lo ha solicitado el Demócrata Liberal Don Foster en un proyecto de ley que permitiría a los clubes reconstruir sus viejos 'gallineros'.

La sugerencia recibe apoyos de todos los colectivos de aficionados en el Reino Unido, no solo de Inglaterra. "Es evidente que mucha gente sigue viendo los partidos de pie, y eso demuestra la alta demanda y apoyo de nuestra solicitud. Hoy es posible crear estos espacios con medidas de seguridad modernas y sin ningún riesgo", explica el presidente de la FSF, Malcom Clarke. De la misma manera opina Mark Longden, presidente de una grupo independiente de seguidores del Manchester United. "Ésta fue una de las razones principales de nuestro nacimiento. Si lo hacen en Alemania, debe de ser seguro", argumenta. El Westfalenstadion de Dortmund, donde juega el actual líder de la Bundesliga, posee 24.454 localidades de pie para los encuentros de la competición doméstica. Para la europea, apenas necesitan un par de días para instalar las butacas reglamentarias. Algo más pequeña es la del Schalke, con una pequeña barrera en cada fila que impide las avalanchas. En Gelsenkirchen se puede ver en directo a Raúl, Jurado y Huntelaar por nueve euros.

La Premier League no ve de momento con muy buenos ojos la propuesta. Desde que todos los espectadores tienen su asiento, el número de asistentes ha aumentado. Este público, añaden, es además más heterogéneo, capaz de alcanzar todos los rincones de la sociedad. Cierto. Los precios elevados y una reducción de la violencia ha favorecido el aumento de un público con mayor poder adquisitivo. Desde el Ministerio tampoco conceden demasiadas esperanzas. "Yo trato de mantener una mentalidad abierta, pero por ahora no observo en las autoridades del fútbol una opinión favorable al cambio" Hugh Robertson, comenta la cabeza del deporte británico. "Creo que todos siguen marcados por la experiencia de Hillsborough".

fuente: El mundo.

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